Resumen

La experiencia atroz de la última dictadura cívico-militar argentina que instaló el terror, la tortura, desaparición y asesinato de miles de ciudadanos y ciudadanas entre 1976 y 1983 ha sido y continúa siendo objeto de reflexiones, debates, estudios académicos y representaciones artísticas. En este sentido, la producción literaria ha dado lugar a un corpus narrativo cada vez más amplio en el que se inscriben los textos de Sara Rosenberg, escritora, dramaturga y artista visual argentina exiliada en Madrid. Su primera novela Un hilo rojo (1998) narra, a partir de una polifonía de voces, testimonios, fragmentos poéticos y cuadernos de notas, la historia de Julia, militante política que ha sufrido las distintas formas de la violencia estatal: exilio, tortura, apropiación, desaparición. En esta novela, el cuerpo ausente de la protagonista se va configurando en virtud de un entramado textual que, al mismo tiempo, interroga su propio límite, problematiza sus procedimientos, cuestiona su propia (in)validez. El ejercicio de la memoria se plantea como imperativo categórico en pos de la recuperación de los cuerpos y las voces silenciadas, de la reconstrucción de "aquello que no se sabe pero que es necesario recordar". Contraluz en cambio, escrita 10 años después (2008), aborda las transformaciones y rearticulaciones que adquiere la violencia de Estado a partir de la era neoliberal de los 90, mediante la puesta en escena de los modos de operar, disimulados pero efectivos, de los dueños del poder y sus aparatos represivos aun presentes y activos en el entramado social y fuertemente enquistados no solo en las instituciones democráticas sino también en las estructuras familiares.

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